Ejercicio durante el embarazo
Antiguamente se pensaba que durante el embarazo el mejor cuidado para la gestante era el reposo, sin embargo, con el paso de los años, la evidencia científica poco a poco ha ido demostrando que el ejercicio durante el embarazo realizado con moderación puede tener múltiples beneficios. Hacer ejercicio durante el embarazo tiene una buena influencia en el peso, la composición corporal, la salud cardíaca y el sistema nervioso del bebé; y no solo durante la gestación, también durante su infancia.
Realizar actividades físicas durante el embarazo puede proporcionar resultados excelentes, como mejorar el estado de ánimo, ayudar a disminuir los dolores e incluso favorecer el sueño.
Para ejercitar de forma segura es importante tener en cuenta lo siguiente:
• Tener la aprobación de tu ginecólogo/a antes de empezar a hacer ejercicio.
• Evitar deportes con riesgo de caída o lesiones (como el esquí, la escalada, la equitación, las artes marciales, el buceo, el surf, etc.)
• Evitar deportes de contacto (como el fútbol, el balonmano, el baloncesto, etc.)
• Evitar cargar pesos .
• No participar en deportes de competición ni carreras.
• Evitar actividades de montaña en altitud (> 2500 m)
• Dejar de hacer ejercicio si sientes mareos, náuseas, dolor o cualquier tipo de molestia.
Las actividades físicas más indicadas son las que incluyen una importante parte aeróbica, en la que se incluyen grandes grupos
musculares.
Los ·3 ejercicios más indicados son:
Caminar a paso ligero.
Si los niveles de ejercicio antes del embarazo eran bajos, puede empezarse por un rápido paseo. Esto
ayudará a prepararse desde el punto de vista cardiovascular sin demasiado impacto en las rodillas. A medida que el embarazo
avanza, el centro de gravedad cambio y puede perderse el sentido del equilibrio y la coordinación, por tanto, es aconsejable ir
por terrenos planos, sin baches ni rocas.
Nadar.
La natación aporta uno de los mayores beneficios porque permite realizar movimiento sin necesidad de ejercer presión sobre las articulaciones. Además, la flotabilidad puede aliviar el peso extra y los movimientos en el agua armonizan todo el sistema muscular. Debe elegirse un estilo de nado que resulte cómodo y que no cause tensión en la nuca ni en los hombros.
Puede usarse el borde o, en el caso de que haya, una barandilla para mantener el equilibrio al entrar en el agua. Es mejor no
bucear o saltar al agua porque esto podría impactar en el abdomen. Deben evitarse los jacuzzis y las saunas.
Ejercicios aeróbicos de bajo impacto.
Excluyen los saltos, patadas o carreras rápidas. Incluyen el yoga, pilates o
estiramientos. La opción de bajo impacto ayuda a mantener el equilibrio. Es importante, si se acude a clases de aeróbicos,
informar al monitor para que modifiquen los ejercicios y aconsejen sobre los movimientos más adecuados.
También la realización de actividad física moderada, favorece la recuperación tras el parto, y combate la posible depresión post-parto.
Aún más, el que en el momento del parto el niño no sea de un tamaño desmesurado, lo que se consigue con ejercicio suave, reduce el riesgo de desarrollar obesidad más adelante. El ejercicio puede también ayudar a aliviar molestias, tiene un efecto positivo en el control de peso durante el embarazo y beneficia tanto a la madre como al bebé.
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